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viernes, 10 de diciembre de 2010

OLGA CERPA y MESTISAY traen al CICCA su fusión de ‘bolero y fado. 17 y 18 de Diciembre 2010 en el CICCA. Las Palmas de Gran Canaria.

‘Pequeño fado y otras canciones de amor’ se interpreta en el Centro de Iniciativas de La Caja la próxima semana, los días 17 y 18 de diciembre

La intérprete canaria y su grupo presentan un disco lleno de pasiones y memoria donde la torrencial voz de la cantante trae al género del bolero hasta las orillas del fado portugués en una afortunada lectura musical que ha juntado a músicos de fado portugueses y músicos canarios venidos del mundo del bolero. Un experimento musical inédito y de fuerte acento atlántico en el que se realiza una lectura de las mejores páginas del género del bolero desde el prisma del fado.

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Olga Cerpa y Mestisay se han acercado en alguna ocasión en el pasado al mundo de los boleros y al del fado. Lo han hecho versionando canciones de uno de los dos géneros en algún espectáculo en directo de los que han montado en los últimos años, surtiéndose del amplio repertorio que ofrece el cancionero de ambos estilos o, incluso, componiendo “a la manera de”, ayudados por la raíz isleña de la que son originarios.

La cita tendrá lugar la próxima semana, los días 17 y 18 de diciembre, en el Centro de Iniciativas de La Caja de Canarias, de la mano de la Obra Social de La Caja. Serán los dos últimos conciertos de una gira que este mes les ha llevado a Lanzarote y Fuerteventura.

Efectivamente en Canarias, para cualquier intérprete isleño venido de la música popular que se precie, el bolero forma parte de su back ground de memoria. El bolero y la canción romántica hispanoamericana se encuentran cómodos en la historia de la música popular de las Islas porque es un fenómeno cultural de ambiente mestizo, como la cultura canaria.

El fado y la cultura portuguesa, aunque menos populares que la canción latinoamericana dentro de las Islas, comparten espacio y estética con la simbología musical canaria. La presencia de la cultura portuguesa en Canarias, aunque mestizada por el paso de los años, fue importante en la colonización del Archipiélago Canario. Y los une el mismo mar.

Mestisay llevaba mucho tiempo gestando la idea de hacer un espectáculo y un disco que uniera esos dos “afectos” musicales, pero ambos repertorios –por populares- son muy visitados por intérpretes de todo el mundo y por ello, poco proclive a nuevos hallazgos estilísticos. Acercarse a ellos con una lectura distinta, personal, sin que perdieran su esencia era difícil; para Mestisay, la clave se encontraba en unir al bolero con una lectura fadista de sus melodías instrumentales y de algunos de sus acompañamientos rítmicos.

La propuesta fue elaborándose en una gira que el grupo y Olga hicieron en Noviembre y Diciembre de 2007 por más de veinte teatros y auditorios españoles. Aquel espectáculo, que titularon “Romántico” y que se basaba en boleros de toda la vida, era aún acompañado por una formación instrumental típica del género en sus inicios –guitarras españolas y requinto-. Era arropado por una elegante y singular puesta en escena que contempló un espacio escénico donde se combinaba la ambientación lumínica con un tratamiento teatral muy cuidado y un soporte de proyecciones de alta definición de prestigiosos fotógrafos nacionales que acompaña al concierto. El éxito de aquella producción en todos los lugares donde se representó alimentó la idea de iniciar la grabación de un disco en estudio, aunque aportándole el acento fadista con que soñaban.

El director musical del espectáculo en directo fue el joven compositor y requintista tinerfeño Pancho Delgado, perfecto conocedor del género. Asumió un papel fundamental en la posterior producción discográfica, intentando obviar los clichés que marcaba el género y pretendiendo una nueva lectura del bolero sin apartarlo de su esencia. Delgado y Manuel González –fundador de Mestisay y compositor de la mayoría de sus canciones-, ejercieron de productores musicales en la grabación.

La vertiente portuguesa de esta aventura, que por sugerencia del compositor y productor luso Julio Pereira al grupo canario, vino a cubrirla el lisboeta Bernardo Couto, un extraordinario intérprete de la guitarra portuguesa que acompaña habitualmente a algunas de las fadistas más relevantes de su país en la escena internacional del género. Couto se reveló como un fadista muy abierto a nuevas experiencias musicales; era el músico perfecto para buscar complicidades, que no resultasen forzadas, entre el bolero y el fado. A ellos se sumó en el estudio de grabación el contrabajista isleño Marco Valero.

Entre el sonido fadista de la guitarra portuguesa y el acompañamiento de las guitarras españolas de Pancho Delgado, Olga Cerpa consigue imprimir en todo el disco un singular registro dramático, el que acoge a las músicas y canciones que, en buena medida, son parte de su memoria musical de infancia. La voz de la intérprete canaria suena en este trabajo con toda su potencialidad natural, la que derrocha en sus actuaciones en directo, y dimensiona toda su madurez y experiencia como cantante en estos años. El resultado, desde una primera escucha, sorprende por la elegante sencillez de la propuesta, que aporta a la dramaticidad de los temas el sonido nostálgico de la guitarra portuguesa.

Sobre el disco

El título del disco viene sugerido por la canción que abre su edición discográfica, compuesta por Manuel González durante las primeras sesiones de grabación, que se realizaron entre Lisboa y Gran Canaria. “Pequeño fado” es una canción que Manuel González escribe en estudio mientras trabaja con el guitarrista portugués Bernardo Couto, estando ya con casi todas las canciones decididas. Es una canción que se presenta de repente, pidiendo protagonismo en mitad de aquel material con canciones de otros autores muy potentes.

Esas sesiones le incitan a componer y le llevan hacia un plano de creación musical que ya había apuntado con el “Fado de mar” que se recoge en “La rosa de los vientos”, un celebrado disco del grupo de hace más de una década en el que González ya apuntaba coincidencias estilísticas entre la música canaria de raíz y la canción popular portuguesa. Al final, sin pretenderlo, el tema se convierte en la justificación y en la llave que abre la puerta del entendimiento del porqué de este disco, que hace el número dieciséis en la extensa discografía del grupo isleño y que recoge boleros de toda la vida –temas de Los Panchos, de la puertorriqueña La Lupe, de la mejicana Chelo Silva, del ecuatoriano Julio Jaramillo o de la vieja trova cubana-, que se dan la mano con otras canciones eternas del cancionero popular latinoamericano.

El disco, que cuenta con un delicado diseño del artista gráfico Jose Luis de Hijes –que firmó también el sugerente y aplaudido diseño del libro-disco “Poeta en la Isla” con el que Mestisay homenajeó al vate isleño Pedro Lezcano hace tres años- ha sido producido por el propio grupo, que lanza una edición especial para Canarias antes de Navidades, reservando una nueva edición peninsular a partir de la primavera de 2009 para continuar con una gira internacional que los llevará por varios países americanos a finales del año próximo.

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